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La organización Capellanes del Desierto rescata migrantes en la frontera de Arizona y Sonora

La organización Capellanes del Desierto rescata migrantes en la frontera de Arizona y Sonora
Los voluntarios de Capellanes del Desierto, organización de Tucsón, AZ, que rescata migrantes en la frontera entre Arizona y Sonora (Foto: Facebook de Capellanes del Desierto).

La organización Capellanes del Desierto, que auxilia a inmigrantes en el desierto de Arizona y Sonora, rescató en lo que va del año -hasta julio- más de 60 personas con vida, quienes en su intento por llegar a Estados Unidos atraviesan kilómetros en medio del calor para alcanzar la frontera con México y atravesarla, con todos los peligros que ello supone, desde los propios de la naturaleza (calor extremo) hasta los de actividades delictivas, como secuestros, extorsiones, trata de personas y venta de órganos.

Así lo afirmaron Oscar Andrade y Eduardo Guillén, integrantes de Capellanes del Desierto, organización creada hace un año y cuatro meses en Tucsón, Arizona, que actúan ante llamadas de los familiares de los migrantes o de éstos mismos cuando se encuentran perdidos en el desierto. En el transcurso de 2022, además, rescataron en el desierto 27 cuerpos de inmigrantes fallecidos, según precisaron en La Hora del Cafecito, el programa de radio de Conecta Arizona.

“La organización de búsqueda, rescate y recuperación en el desierto es estar las 24 horas los 7 días de la semana recibiendo llamadas para poder rescatar a nuestros hermanos migrantes que quedan abandonados con vida. Hemos salido a media noche, a madrugada, para poder rescatar a los que están con vida”, contó Andrade. Las llamadas son, generalmente, de familiares de quienes decidieron cruzar el desierto. “A veces es raro cuando la persona que está perdida nos llama”, agregó.

Cuando la llamada es a la noche, los voluntarios de Capellanes del Desierto son quienes salen al rescate. Y cuando la llamada la reciben en horas de la mañana, pasan el reporte al Consulado (del país del que es originario el migrante) y también a la Patrulla Fronteriza, quienes se encargan de salir a buscar de acuerdo a las coordenadas indicadas. La mayoría de migrantes que rescatan son de Guatemala, Honduras y México, precisó Andrade.

Los sábados y domingos, agregó, “son nada más para recuperar cuerpos” de los migrantes fallecidos en el desierto. “La labor es bastante dura, es difícil porque al encontrar a una persona sin vida y a veces en un estado de descomposición avanzado, marca a uno de verdad. Aunque sea uno muy fuerte, sí nos marca”, dijo Andrade, quien fue entrevistado junto a Guillén en cabina por la directora y fundadora de Conecta Arizona, Maritza L. Félix.

La mayoría de las búsquedas se realizan en la reserva aborigen de la comunidad Tohono Oʼodham, en Arizona. “Es muy difícil entrar, somos el único grupo que ahorita tenemos permiso para hacerlo. Los grupos que vienen de California no tienen permiso para entrar a ese lugar”, contó el voluntario de Capellanes del Desierto, a quienes contactan mediante Facebook, por el canal de Youtube o en los teléfonos 520.358.4439, 520.979.1474 y 520.668.6638.

En las búsquedas de migrantes generalmente es útil la información que puedan aportar los familiares. “Muchas veces la familia nos manda información de qué tenía en el cuerpo, sus zapatos, pantalones, y tratamos de ver eso cuando buscamos los cuerpos”, contó por su parte Guillén. Los inmigrantes hallados sin vida muchas veces “tienen sus billeteras con dinero, identificación, a veces sus mochilas”, detalló. En esos casos, llaman a las familias, aunque legalmente no pueden dar la identificación del cuerpo hasta que el Consulado del país de la persona hallada realice la confirmación del ADN, explicó luego.

El hallazgo de inmigrantes fallecidos es una experiencia difícil de sobrellevar, reconocieron. “Uno se tiene que preparar en esas situaciones; no está fácil. Uno mentalmente se tiene que preparar cuando se enfrenta con el cuerpo. Es difícil ver eso. Uno piensa que ese cuerpo tiene familia, puede tener del otro lado (de la frontera) una esposa, una hija, primos, tías, que extrañan a esa persona. Nomás viendo el cuerpo, yo siento ese sentimiento por las familias. Por eso para mí, de todo corazón, es un honor estar en el grupo de Capellanes del Desierto, poder servir y ayudar a las familias”, indicó Guillén.

“Al principio es algo (con lo) que no duermes, te quita el apetito. En las búsquedas decimos 'aroma a flores', por no decir aroma a cuerpo. Huele a flores, decimos 'hay que buscar las mariposas'. Es la manera en que hablamos para que, cuando grabamos, la gente que mira no entienda lo que estamos hablando. Y cuando llegamos al cuerpo, es código rojo: quitamos la cámara, se apaga totalmente el teléfono si está grabando y no pasamos eso. Porque son imágenes muy fuertes”, explicó Andrade.

Una experiencia personal suya, precisamente, fue la que originó el nacimiento de Capellanes del Desierto. “En 2019 sufrí un infarto y estuve en coma. Cuando regresé de la recuperación, a los tres meses, recibí dos llamadas de auxilio, de si podíamos llegar (ir a rescatar) a dos personas (al desierto). De ahí fue como empezamos a hacer este grupo y poco a poco ha ido creciendo. Ahorita gracias a Dios ya tenemos un año y cuatro meses que empezamos con esta brigada de búsqueda y rescate”, recordó.

Ese fue el modo en que se involucraron con las búsquedas, en un desierto donde los coyotes, como se conoce a aquellos que históricamente pasaron a migrantes a través de la frontera, ya no son lo que eran antes: hoy el cruce por el desierto de Sonora y Arizona se ha convertido en una peligrosa aventura, además de un gran negocio, según analizaron los integrantes de Capellanes del Desierto de acuerdo a lo que ven todos los días.

“En Nogales, Sonora, nos relacionamos con personas que eran coyotes. Pero no eran lo que son hoy. Tuvimos una llamada hace dos semanas de una joven en Sonora pidiendo ayuda porque la tenían secuestrada. ¿Qué podemos hacer estando en este país, a dónde se puede hacer una denuncia? Ahorita en la frontera hay muchos secuestros, mucha extorsión; las mujeres son las que corren más peligro porque si son bonitas son para secuestro y trata de personas, y los niños para vender los órganos. Hay muchas maneras ahorita de cómo abusar de las personas”, concluyó Andrade.