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En Arizona, voluntarios asisten a migrantes con albergue temporal

En Arizona, voluntarios asisten a migrantes con albergue temporal
Inmigrantes asistidos por la Capellanía Cristiana “Llamados a servir” esperan tomar un bus que los lleve con familiares en Estados Unidos.

La organización no lucrativa Capellanía Cristiana “Llamados a servir” ofrece en Arizona ayuda para los emigrantes que son liberados por las autoridades migratorias, y los asiste con ropa, comida y un albergue temporal, a la vez que los ayuda con las gestiones para que puedan contactar a familiares que los esperan en Estados Unidos. El trabajo es voluntario y beneficia a entre 400 y 450 personas por semana, precisó Magdalena Schwartz, directora de la Capellanía y pastora de la iglesia cristiana Vineyard en Gilbert, Arizona.

“Cuando el bus de Inmigración nos trae a esa gente, la recibimos con agua, una sopa caliente, café; con respeto y dignidad; se pueden bañar y cambiarse. Estamos proveyéndoles un momento temporal, los recibimos como seres humanos que han sufrido, que tienen historias increíbles. Hay familias que nos cuentan que, por ejemplo, han tardado un mes, dos meses para llegar a Estados Unidos. Trabajamos directamente con Inmigración, que nos deja las familias en nuestras iglesias”, explicó Schwartz, en declaraciones a La Hora del Cafecito☕, el show de radio de Conecta Arizona.

La asistencia la ofrecen desde octubre de 2018, en un trabajo junto al Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE), que envía a las iglesias cristianas de la Capellanía a familias emigrantes para que no solo tengan un albergue temporal sino también para que reciban ayuda para contactar a familiares que las esperan en otras ciudades o estados. En la iglesia las asisten y acompañan luego al aeropuerto o la terminal de autobuses con boletos para viajar y reencontrarse con sus seres queridos. Las familias emigrantes son, en su mayoría, de Centro y Sudamérica.

En los próximos días, la probable anulación del llamado Título 42, la norma inmigratoria que impide el ingreso a migrantes en la frontera con México por razones de salud pública, “va a cuadruplicar” la cantidad de migrantes que lleguen a Estados Unidos, estimó Schwartz, por lo que pidió a la comunidad la donación de más recursos para atenderlos. “Vamos a necesitar el triple de ayuda. Con la cantidad de voluntarios que tenemos, que no son muchos, no damos abasto”, señaló, entrevistada por Maritza L. Félix, directora y fundadora de Conecta Arizona.

Magdalena Schwartz, directora de la Capellanía y pastora de la iglesia cristiana Vineyard, en Gilbert, Arizona.

☕ ¿Qué pasa con los inmigrantes que, después de vivir en el lado mexicano en espera de que les den la oportunidad de entrar y presentar su caso de asilo en Estados Unidos, cruzan la frontera y se quedan? ¿A quién pedirle ayuda, dónde conseguir los recursos para continuar su travesía? Porque a lo mejor Arizona es simplemente un lugar de paso.

“En el 2018, 2019, cuando ICE tenía que liberar a estas familias, que ya venían con niños, no tenía instalaciones para mantenerlas; entonces tenían que dejarlas salir en 24 horas. Había dos opciones: llevarlas al aeropuerto o a la estación de buses, o dejarlas en la calle. La problemática era que no traían teléfono, no tenían forma de comunicarse con sus familiares, porque la mayoría, el 90% de los que vienen, tienen familiares en otros estados y Arizona es solamente un lugar de paso, porque tienen familiares con patrocinadores que los están esperando en otros estados. Esa vez, cuando nos llamaron pidiendo nuestra ayuda, nos movilizamos con 17 iglesias. Pudimos ayudar más de 100,000 personas proveyéndoles un refugio temporal de uno o dos días. Cuando el bus de Inmigración nos trae a esa gente, la recibimos y le damos una calurosa bienvenida: le damos agua, una sopa caliente, café; la recibimos con respeto, con dignidad y no lo pueden creer. Muchos, cuando llegan a nuestras iglesias, creen que es otro lugar más de detención, que todavía no están libres. Pero cuando les hablamos que tenemos cafecito, sopa, ropa, que se pueden bañar y cambiarse, que van a ir limpios al aeropuerto, entonces les sonríe la cara, lloran de alegría y de felicidad. Estamos proveyéndoles un momento temporal, los recibimos como seres humanos que han sufrido, que tienen historias increíbles. Hay familias que nos cuentan que, por ejemplo, tardaron un mes, dos meses para llegar a Estados Unidos. Trabajamos directamente con Inmigración, que nos deja las familias en nuestras iglesias. Por semana, aproximadamente recibimos de 400 a 450 personas; antes recibíamos de 700 a 800 personas por semana, pero ahora no tenemos tantos recursos, ya no hay muchas iglesias que estén ayudando. Ese es el trabajo que estamos haciendo aquí en Arizona”.

☕ Pero ese trabajo sigue siendo polémico porque, aunque el clima político de Arizona cambió en los últimos años, ustedes de todas formas no están 100% seguros al ofrecer ese servicio de ayuda a los migrantes. Por ejemplo, el domingo de Pascua hombres armados se presentaron a las afueras de una de sus iglesias. ¿Cómo fue?

“Eso ya lo tuvimos en el pasado. En el 2018, 2019 se presentó otro grupo como este que se llama Los Patriotas y nos amenazó y filmó, nos acusó de traficantes de humanos y de niños, de ser coyotes que nos estaban pagando. Ahora se presentó este grupo armado con granadas, metralletas, pistolas; lamentablemente actúan porque esa es su forma de mostrar su patriotismo. Pero nosotros no estamos haciendo nada político ni en contra del gobierno: simplemente estamos ayudando, porque de lo contrario podemos decirles qué tal si les dejan a estas personas en sus vecindarios, les ponen un bus y que ahí vean cómo los ayudan. ¿Qué les van a hacer? ¿Les van a disparar, les van a amenazar? Entonces, es mejor que nosotros los recibamos en nuestras iglesias y así tenemos una comunidad más segura porque evitamos que se cometan crímenes, evitamos que estas familias se pierdan y no tengan dónde ir. Ese tipo de cosas no nos intimidan, no nos asustan. Lo vamos a seguir haciendo: aunque se pare frente a nosotros un ejército, sabemos a quién servimos. Sabemos que, si Dios es con nosotros, quién contra nosotros. Y no les tenemos miedo, están perdiendo su tiempo”.

Los inmigrantes, en la sede la institución. Allí reciben ropa, comida y asistencia para contactarse con familiares en Estados Unidos.

☕ ¿Cómo ves la posibilidad de que finalice el Título 42 y puedan empezar a cruzar a Estados Unidos los solicitantes de asilo que esperaron tanto tiempo en el lado mexicano? ¿Tienen la capacidad para ayudar si llegan más migrantes, como se espera que sea desde mayo? Organizaciones en la frontera, en Nogales o Tucson, dicen que están sobrepasadas, que el gobierno no las apoya y no tienen los recursos.

“Sí, lamentablemente esto no se va a duplicar, se va a cuadruplicar, porque van a ser cuatro veces más la cantidad de personas que las que están viniendo. A nosotros, por ejemplo, nos mandan familias de Colombia, Venezuela, Cuba. Están entrando muchos cubanos, nicaragüenses, peruanos; nos está llegando mucha gente de Sudamérica y también hemos recibido a algunas familias de Ucrania, Rusia, incluso de África. Pero, si se quita el Título 42, vamos a tener familias mexicanas, salvadoreñas, hondureñas, guatemaltecas. Vamos a necesitar el triple de ayuda de la que estamos pidiendo ahora. Aquí, por ejemplo, con la cantidad de voluntarios que tenemos, que no son muchos, no damos abasto. Hoy día, por ejemplo, recibimos en nuestra iglesia casi 100 personas, a las que les dimos de comer, ropa; llamamos a sus familiares para que les compren los boletos, las llevamos al aeropuerto para que se vayan con sus boletos comprados, bañadas, limpias, para que no las miren raro, para que no las traten mal ni las discriminen. Entonces aparecen ahí como cualquier otro viajero o turista que viaja a su destino. Lamentablemente no tenemos los recursos, el gobierno no nos está dando recursos, nadie nos da; lo que estamos haciendo lo hacemos por nuestra propia cuenta. Estamos confiando en un Dios que nos ha prometido que Él es nuestro pastor y nada nos faltará. Así que toda la provisión que nos llega viene de arriba, del Cielo. Gracias a Dios que siempre tenemos algo para darle de comer a esta gente”.

☕ Los medios de comunicación nos bombardean con la idea de que estamos viviendo una crisis en la frontera y que los solicitantes de asilo, al presentarse ante las autoridades, nos invaden: ese es el sentimiento. Lo que se vive en la frontera es sin duda un fenómeno que no ha dejado de suceder y no dejará de serlo porque emigrar, nos cueste entenderlo o no, es un derecho. Siempre cubrimos la migración desde el momento en que llegan a la frontera y alcanzan lo que muchos consideran el sueño americano. ¿Pero qué pasa al día siguiente, o a la semana, 3 meses después o 5 años? En Estados Unidos tenemos el sistema y la infraestructura para hacer frente a este problema social que venimos arrastrando de administraciones Republicanas y Demócratas. Quienes han tenido que tomar esa factura, como dicen en Estados Unidos, fueron las organizaciones sin fines de lucro y grupos de fe que están haciendo el trabajo que el mismo gobierno no quiere hacer, que es brindar la mano a los migrantes. En estos más de 20 años que tienes de servicio comunitario, ¿has visto un cambio en la retórica migratoria aquí en Arizona?

“Creo que en los últimos diez años he visto un cambio, veo que hay como más tolerancia, más compasión. Ya no se respira ese aire antiinmigrante que se respiraba durante la (ley antiinmigratoria) SB 1070. Creo que hemos hecho mucho trabajo -no solamente nosotros, muchas organizaciones, líderes de fe- para llevar ese mensaje a las autoridades, a nuestro equipo, a nuestros representantes, a los políticos, que por un lado los inmigrantes que llegan acá son personas que vienen a trabajar y a sacar adelante su familia, no vienen a robar ni a cometer crímenes. Es más, vienen a aportar, porque esos trabajos que ellos están realizando nadie más los quiere. Si tú ves, en todo lugar, en todas las tiendas y negocios, en todas las compañías, hay un letrero que dice ‘Necesitamos gente para trabajar’. ¿Quiénes son los que están tomando esos puestos de trabajo? Son los emigrantes, los más malos pagados, sin seguro médico, sin ninguna seguridad. Muchas veces son explotados, pero están haciendo un bien a la economía. Si tú ves, hay construcción por todos lados. ¿Y quiénes están haciendo ese trabajo? Los emigrantes. Así que creo que a lo mejor eso ha cambiado. Esa imagen que tenían de los emigrantes hace 10, 12 años, cuando la comunidad anglo estaba en contra de inmigración ilegal, pues ya está siendo más pasiva, más comprensiva y están entendiendo que esta gente no viene a cometer crímenes: viene por una vida mejor y a aportar para que también nosotros tengamos una vida mejor”.

☕ De cierta manera todos somos migrantes de una forma u otra: en esta generación o en la pasada, o quizá en el futuro también nos toque migrar, dentro de este país o a otro. ¿Cómo pueden las personas aportar como voluntarias para ayudar a este servicio comunitario que realizan? ¿Cómo se pueden poner en contacto con ustedes?

“Quiero recalcar algo antes: yo soy inmigrante, llegué hace 33 años a este país con dos hijos, desde Chile, y cada vez que recibimos inmigrantes les digo: ‘soy inmigrante como ustedes. Cuando ustedes lloran yo sé lo que se siente, porque yo lloré, porque no sabía de qué lloraba, si era tristeza, frustración o felicidad’. Lamentablemente muchos nos olvidamos de dónde venimos, cómo comenzamos. Por agradecimiento estamos haciendo este trabajo, por agradecimiento les quiero pedir a esos emigrantes que un día llegaron, a los que alguien les tendió la mano, que ahora nos ayuden, que vengan y se ofrezcan para ayudarnos. El teléfono al que pueden llamar es 480.547.4883. Así que, si alguien se interesa en ayudarnos y cooperar, somos una organización non profit, no lucrativa; necesitamos mucha, mucha ayuda, todo lo que nos puedan donar: por ejemplo, si nos donan ropa que esté en buenas condiciones, si nos donan comida que no esté expirada”.