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Día de la Mujer: las letras de una madre que intentan aliviar el dolor de ver a los hijos en prisión

Día de la Mujer: las letras de una madre que intentan aliviar el dolor de ver a los hijos en prisión
La escritora Sylvia Arana, junto a la directora de Conecta Arizona, Maritza L. Félix, durante la entrevista radial (Foto: Ulises Ortez).

“Los días para mí se habían convertido en una lucha por vivir, como dirían muchos. Fue tu decisión terminar en la cárcel, no la mía. Tal vez tengan razón. Pero las entrañas de este cuerpo no se acostumbran a ver tu dolor, ni tu cautiverio. A mí me importa un carajo lo que piensen los demás. Me duelen tus ojos, tus alas, la angustia en tu rostro que pide a gritos ser liberado”.

El fragmento pertenece al libro Muerte en pena, de Sylvia Arana, quien cuenta el dolor que sufre desde que su hija y su hijo (a quienes se dirige en la publicación) acabaron en la cárcel en Phoenix. Las letras, en este caso, simbolizan la lucha de esta mujer que, en un intento por aliviar el dolor, ahora piensa en fundar una asociación sin fines de lucro que reúna a madres y padres que tienen hijos en prisión.

Su testimonio se incorpora a los ejemplos de mujeres que, por el Mes de la Mujer, Conecta Arizona destaca por su compromiso comunitario y en valores como resiliencia y superación en la adversidad. Entre los ejemplos, se cuentan las historias de vida de quienes representan los valores de la mujer hispana migrante en Arizona, quienes resaltan la igualdad de género o quienes cuentan -en conversación de amigas- qué es lo mejor de ser mujer y aspectos de la vida como profesionistas.

Entrevistada por Maritza L. Félix, directora y fundadora de Conecta Arizona, Arana contó en el show radial La Hora del Cafecito☕ cómo las letras la ayudan en su dolor personal y sobre sus esfuerzos para formar una organización sin fines de lucro de ayuda mutua entre madres y padres que atraviesan por la misma experiencia de tener algún hijo en prisión.

🎙️ Sé que te encanta escribir y has escrito varios libros, cuéntanos.

“Tengo cuatro libros escritos: dos de poesía, uno de novelas cortas y otro que es una historia real”.

🎙️ ¿Y de dónde nace tu pasión por escribir?

“Creo que cuando estaba en High School empecé a escribir, pero me daba pena compartir. No le escribía a ningún muchacho ni a nadie porque era muy tímida, pero era como un río de palabras que se me venía de repente y escribía, escribía, pero las borraba y tiraba. Las tiraba porque no quería que nadie las leyera”.

🎙️ Porque te daba pena.

Porque me daba pena.

🎙️ Yo creo que así empezamos todos, y teníamos amores secretos que creo que eran los que empezaban a soltarnos la tinta de la pluma. Pero después empezaste a tener circunstancias personales y familiares que te llevaron a escribir Muerte en pena, que es una narración que empezó durante el juicio de tu hija.

“Este libro lo empecé a escribir en 2019. De hecho, mi hija fue apresada en agosto de 2019 y a finales de ese año y principios de enero (de 2020) empecé a escribir todo lo que iba pasando. No todo lo que iba pasando durante el juicio, pero lo que yo iba sintiendo al ir pasando los días cuando estaba el juicio de ella”.

Portada de "Muerte en pena", libro en el que Sylvia Arana cuenta su dolor por ver a sus hijos en prisión.

🎙️ Cuéntanos de esta experiencia familiar, que sirve como el semillero de la historia que florece a través de tu libro.

“Es una historia real de algo que me ha pasado a mí y le ha pasado a mi hija. Ella es una muchacha que ahorita tiene 26 años. Por el consumo de drogas tuvo un accidente después de un robo y, al ir a alta velocidad, se estrelló contra cinco carros: en el accidente falleció una persona. El motivo por el que estoy aquí para compartir esta historia es porque soy madre de dos hijos (ella y un hermano) que están en la prisión. Al principio me sentí señalada, porque (me decían) ‘qué hiciste mal como mamá, qué hiciste como ser humano para que tus hijos quedaran ahí’ (en la cárcel). Es una cosa que hasta la fecha me preguntaba, pero mis hijos me han hecho entender que la situación fue realmente por ellos, porque ellos tomaron la decisión equivocada, tomaron su vida como quisieron, son mayores de edad. Pero de todos modos no me quita el ser mamá y estar en este momento tratando de compartir la historia de mi hija, la que yo escribí para que haya un poco de conciencia, para que las muchachas jóvenes que están ahorita estudiando -mi hija era estudiante- no cometan el mismo tropiezo por el consumo de la droga”.

🎙️ Y es muy difícil porque a veces uno cuando tiene sus hijos, y yo soy mamá también, es como el amor más puro que puede tener alguien. Y uno intenta cobijarlos con lo que puede, y a lo mejor ellos toman sus decisiones. Y ahora tu manera de cobijarlos, apapacharlos o demostrarles que estás ahí es escribirles, es tratar de contar su historia y que no se te olvide y que no se les olvide a ellos también este momento tan crítico por el que están pasando.

“Sí, porque como digo podrás ser un criminal, el más juzgado del mundo, pero son mis hijos y a mis hijos no los voy a ver solamente mal en el sistema o en las malas, los voy a ver también en las buenas. En las buenas y en las malas estaré apoyándolos, me tienen a mí. Aunque ellos estén allí (en la cárcel), me tienen a mí aquí, y estoy tratando de llevar su voz porque ellos me han dado la autorización para hacerlo. Me han dicho ‘madre, nos equivocamos, hicimos lo que no debimos haber hecho después de tú guiarnos por el camino’. Yo los guié hasta donde pude: su escuela, su colegio, su universidad y desgraciadamente ellos tomaron el camino equivocado”.

🎙️ Luego uno va aprendiendo sobre ese mismo camino; uno nunca se imagina como mamá que va a tener que estar lidiando su vida adulta entre audiencias, visitas a la cárcel, con una pandemia en medio cuando no puedes ver, tocar, sentir a tus hijos. ¿Eso también te sirvió de inspiración para este libro?

“Sí, porque fueron tiempos en que no la pude ver (a mi hija). Tiene un niño de 5 años y yo lo tuve que adoptar para que el sistema no se quedara con él después de pleitos, juzgados. Me tuve que quedar con el niño y lo hice con mucho amor, pero quiero remarcar que cuando dejo al niño en la guardería hay muchas mamás que están pasando por lo mismo: están criando a sus nietos y se están quedando ahí como estancadas. Este es mi grito, esta es mi palabra: no te quedes estancada, haz algo, hagamos algo. Busco un lugar donde podamos compartirnos este dolor que tenemos. Porque mucha gente no entiende, porque no estamos pasando por lo mismo. Tú podrás tener un problema que para ti es muy grande, pero yo no lo voy a entender porque no lo estoy pasando. Entonces, ¿por qué no nos juntarnos o reunirnos las mamás que tenemos ese problema de que nuestros hijos están en la cárcel, pero que tenemos que seguir viviendo?”.

Portada de "A Jailbird's Diary", libro escrito por el hijo de Sylvia Arana que se encuentra en prisión.

🎙️ ¿Todo esto te ha redefinido como mujer?

“Definitivamente, porque estaba hundida y tuve que decir ‘ya, se fueron mis hijos, estoy aquí, qué voy a hacer’. La depresión es horrible”.

🎙️ El sentimiento de culpa que nos da por todo.

“Sí. Y aunque ellos digan ‘no es tu culpa madre, no es tu culpa’, te queda aquí (en el corazón). Los hijos nacen, los tienes en los brazos y no piensas que van a crecer y van a ser criminales. Los tienes en los brazos y lo primero que la gente piensa y te dice es ‘empieza a ahorrar para la universidad de tu hijo’; no te dicen ‘sabes qué, puede pasar esto, porque no lo tenemos contemplado’. Es algo que no piensas que va a suceder, lo único que piensas es que va a crecer, va a ir a la primaria, a la secundaria, al colegio, se va a graduar, va a tener hijos, pero nunca lo ves ni te lo imaginas sentado en una prisión”.

🎙️ ¿Y ahora qué te mueve además de tu nieto? ¿La libertad que algún día llegará para ellos?

“Lo que me mueve soy yo, lo que me mueve es esa angustia y ese pensamiento de decir ‘a mi hija le faltan 20 años para que salga en libertad, a mi hijo le faltan 6 años’. Entonces, ¿qué voy a hacer, me voy a quedar sentada? No puedo quedarme sentada, no puedo quedarme pensando en lo que a lo mejor voy a hacer dentro de 10 años. Es ahora que me quiero mover, es ahora que quiero compartir, seguir en esta lucha ayudando a mi hijo, apoyando a mi hija, a mi nieto, a mi nieta que tiene 13 años y es hija de mi hijo. No me puedo quedar sentada”.

🎙️ Y desfogas todo esto en un libro, que tiene un título bastante fuerte: Muerte en pena. ¿Nos quieres leer una parte del libro que en especial te haga sentir algo, que te mueva?

(Abre el libro en una página al azar) “Y una vida normal nunca llegó, pero sí días con un poco de tranquilidad. Y así se fue el primer año de mi vida de mi travieso. Dejé de ser tan aprehensiva y me enfoqué en ayudarte, pues el Departamento del Cuidado del Menor dio luz verde y por fin obtuve la custodia de tu bebé. Seguí aferrándome a creer que todos merecemos otra oportunidad y cedí a mis miedos. Comencé a demostrarte que confiaba en ti. Durante ese año el cuidado médico del niño nos exigió muchas visitas a doctores, terapias, psicólogos, psiquiatras. La idea era estar seguros de que el niño no mostrara ninguna enfermedad secundaria debido a la exposición a las drogas. Gracias a Dios hasta el día de hoy está sano. Nunca estuve tranquila, lo confieso. Los días para mí se habían convertido en una lucha por vivir, como dirían muchos. Fue tu decisión terminar en la cárcel, no la mía. Tal vez tengan razón. Pero las entrañas de este cuerpo no se acostumbran a ver tu dolor, ni tu cautiverio. A mí me importa un carajo lo que piensen los demás. Me duelen tus ojos, tus alas, la angustia en tu rostro que pide a gritos ser liberado”.

🎙️ Una prosa con mucha poesía, y que habla de las entrañas. Veo que se te llenan los ojitos de agua, ¿qué te hace sentir?

“Yo pensé que ella (mi hija) estaba fuera del consumo de drogas, pero ahora que está presa me confesó que nunca pudo dejar el fentanilo, la heroína. Entonces su niño nació con efectos de la adicción; hoy tiene epilepsia y hace como un mes lo diagnosticaron con autismo. Son cosas muy fuertes para decir ‘me quedo sentada y no voy a hacer nada’. Porque, aunque me es doloroso, necesito sacarlo de mi sistema, necesito que otras personas entiendan lo que estamos pasando, por esta situación de no ver a un hijo. Tal vez no tengan un problema tan grave o tan alto como el mío, pero nos vamos a encontrar y dar empatía sobre todo de lo que estamos pasando”.

Sylvia Arana junto al cónsul de México en Phoenix, Jorge Mendoza Yescas, quien destacó su aporte a la comunidad de Arizona (Foto: @jorgem_yescas en Twitter).

🎙️ Escribir para mí es mi catarsis, es mi manera de entender lo que estoy sintiendo, lo que estoy viviendo, para que no se me olvide. Y también une: escribir crea una comunidad. Y a veces a lo mejor a una persona no se le da por escribir, pero le sale leer. Entonces, ¿cómo le haces para conectarte con otras mamás que están sintiendo lo mismo, o viviendo algo parecido?

“Es muy difícil, ¿sabes lo que ando buscando? Fui al Consulado de México porque quiero ver si alguien me ayuda a formar una organización no lucrativa, donde podamos compartir, así como las personas de otros grupos se sientan y platican sus problemas, sus ideas. No nada más para platicar el problema sino para encontrar la solución, tal vez ayuda psicológica -que es lo que yo ocupo-, ayuda de otras personas, que puedan también darnos a todas (la asistencia). Estas son mis ideas, a lo mejor una locura…”.

🎙️ No, no. Así se empieza de a poquito. En Conecta Arizona empezamos con un grupo de 12 personas y hoy llegamos a 100 mil. Empiezas con una idea chiquitita que se va haciendo grande si te juntas con las personas correctas y te ayudan a hacerla. En este Mes de la Mujer que estamos conmemorando, ¿cuál sería para ti la parte más difícil de ser mujer?

“Ser madre”.

🎙️ Estoy totalmente a favor de esa respuesta que te salió sin pensarla. ¿Y lo más bonito de ser mujer?

“También ser madre. Lo más bonito es haber creado a mis hijos, es haber dado la oportunidad de ser mujer completamente, tener esa oportunidad que a muchas se les niega”.

🎙️ ¿Dónde podemos leer tus libros, seguirte o contactarte, en dado caso de que alguien en nuestra audiencia se sienta identificado? A lo mejor no eres madre, a lo mejor eres un padre que está viviendo lo mismo y que tampoco te atreves a decirlo mucho en voz alta porque te da pena, porque vivimos en una sociedad con un machismo integrado hasta en los huesos, y nos da mucha vergüenza hablar de esos temas. ¿Si quisiéramos ayudarte a construir esta pequeña comunidad dónde lo hacemos? Por si alguien quiere apoyar la causa, leer y a lo mejor empezar este grupo de papás, de mamás, o este grupo de escritores, que a lo mejor tienen otras cadenas perpetuas que vamos cargando en nuestras vidas y que se quieran unir y solidarizar.

“Me pueden contactar al 480.743.8559 y en Facebook o Messenger como Silvia Arana. Les puedo contestar los mensajes, estoy ansiosa porque alguien escuche mi historia. También mi hijo ha escrito un libro y se llama El diario de un reincidente (A Jailbird’s Diary, de E.S. Cortez), también relacionado al consumo, la depresión, el suicidio. Todas esas son cosas que estamos pasando en nuestra pequeña familia. Los dos libros están en Amazon”.